sábado, 16 de octubre de 2010

Primer dolor.


Cuando escapan las palabras y te quedas con el dolor de lo dicho, tu alma se oscurece y empiezas a vagar por las tinieblas del dolor; ese dolor agudo y punzante que te atravieza sin compasión.......
¿Hasta cuando estarás en tinieblas,? Hasta que el dolor traspace el umbral del laberinto en el que has caído, ¿ podrás salir victoriosa?.

Estoy lamiendo mi dolor , mi rabia, en realidad una mezcla de tantas cosas.
Hemos terminado, nos dijimos adiós, como personas civilizadas. Haciendo cómo que esto podía pasar,¿ quién está libre de una ruptura?
Hice mal al enamorarme de ti.
Me dije suspirando profundamente.

Sí, es verdad hice mal al enamorarme, pero ¿quién puede detener el amor cuando entra en tus poros y se adueña de tus viseras, y pierdes la cabeza, aún sabiendo que esa persona no es para ti? porque sabes que no hay nada que los una, diferencia de clase. Todos lo decían, no es para ti, mereces algo mejor. Se nota la diferencia y eso en algún momento los va a separar. Pero yo no lo aceptaba, mis oídos no escuchaban, y no me importaba que fuera de una clase inferior. ¿Qué importa eso, cuándo hay amor? ¿Cuándo eres tan feliz con esa persona? Todo en él, me gustaba, su manera de caminar, tan atractiva, tan seguro de sí mismo. Sus ojos verdes soñadores, que cuando me miraba me hace sentir tan bella. Es verdad no tenía grandes estudios. Pero su voz tan varonil me cautivó desde un principio. Y siempre tenía buen tema de conversación, o quizás sólo era porque yo estaba enamorada, y lo encontraba perfecto. Sus labios gruesos, sensuales y siempre dispuestos al beso apasionado, me hacía tan dichosa, sí, es verdad le amé y mucho y jamás me arrepentiré de eso.

Quince años, con la juventud a flor de piel, niña y mujer, mujer y niña. Haci me sentía cuando le conocí. Las tardes en la playa con el sol sobre nosotros, la alegría de disfrutar de las horas, corriendo por la arena, lanzándonos a nado al mar, con nuestros cuerpos bronceados hasta llegar a la isla. Besarnos largamente sintiendo que en cada beso nos jurábamos amor eterno, nada nos importaba, que miren todos y que digan lo que quieran, en ese momento éramos tan felices.

Y así pasó todo el verano, amándonos cada día, despertando la mujer que habitaba este cuerpo aún de niña. Y llegó el fin de las vacaciones, volvimos a Santiago, y de nuevo nos encontramos, las clases y el uniforme no impidieron que nuestro amor creciera cada vez más y más. Pero no siempre la dicha es eterna, eso lo comprendería después. Cuando pasado un tiempo los encuentros se fueron distanciando. Pero aún así, yo seguía enamorada, y esperando ansiosa el momento de vernos, y lo disfrutaba tanto, para mí esos días me hacían olvidar la ausencia de los otros en que no nos veíamos, jamás se me ocurrió pensar que podría perderlo, que se enamoraría de otra, eso era imposible, porque “ estábamos enamorados”.

Una tarde de mayo, fue la tarde más horrible que haya tenido, le esperaba en nuestro lugar de siempre, con el corazón hinchado de amor y regocijo. Llegó algo más tarde que de costumbre y su paso lo noté de inmediato distinto, no supe por qué, pero algo me decía que ese día sería inolvidable en algún sentido, y no me equivoqué.
¡Hice mal enamorarme de ti!... ¿cómo has podido hacerme esto?
_ Perdóname Isabel, perdóname. Debemos terminar, ya no puedo seguir viniendo estoy comprometido y debo casarme.
_ ¿Debes casarte? ……¿Por qué debes casarte?
_ Isabel, dejémoslo así, no preguntes más, recuérdame cómo antes, enamorados y felices.
_ ¿Enamorados? , no te equivoques, yo si enamorada, pero tú… ¡claro que no! , sino ¿cómo tendrías que casarte?
_ Isabel te quiero, pero hay cosas difíciles de explicar para un hombre.

Ella le mira incrédula, sus ojos brillan con dolor y las lágrimas comienzan a salir, sin poder evitarlas. Él siente su dolor y en un gesto de cariño quiere abrazarla, pero ella le aparta con brusquedad diciendo: _ ojala que puedas ser feliz, fíjate que hasta lo deseo, márchate y terminemos con esto. Camina erguida secando sus lágrimas con rabia. La tarde se ha puesto fría, una gélida brisa los envuelve. Su paso se hace pesado, avanza con lentitud, siente que sus manos le pesan demasiado, estás parecieran que han caído y su peso le impide caminar ágilmente. Atrás han quedado los días del verano pasado, los besos robados al tiempo, que se detenía cuando sus labios se encontraban tan dichosos.

Te soñaré siempre y prolongaré el tiempo en mi mente recordando el dulce placer que tuve al conocerte, te digo adiós, pero nunca sabrás el dolor que me has causado hoy.

1 comentario:

  1. No siempre es el hecho en sí, lo que está bien o mal, lo más importante es nuestra actitud hacia ello, y cómo encaramos pasado, presente y futuro. Lo que fue linda experiencia recordarlo comotal y para el anclaje de nuestras emociones. Recoger en el alma los tramos positivos de nuestras vidas. El resto dejarlo en el olvido o como bitácora de corrección del camino presente.
    Un abrazo.
    Juan

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