miércoles, 4 de mayo de 2011

En algún lugar Edith Moncada


Ella se despertó con quejidos,

Siempre se quejaba al despertar

Sábado de Gloria ( Benedetti)

Desperté inquieto, una extraña sensación me invadía. Miré a Gloria, su rostro me dijo que algo no estaba bien. Me levanté de golpe. Fue tan brusco el movimiento, que la habitación me dio vueltas. Cerré los ojos y al abrirlos nuevamente, en un segundo comprendí.

¡El teléfono ¡ ¿dónde estaba? ¿Por qué siempre sucede que cuando necesitamos algo urgente desaparece.? Aún estaba oscuro, encendí la luz, serían alrededor de las cinco de la mañana.

Mi esposa : Gloria no estaba bien algo me lo decía, la moví con delicadeza escuché un susurro saliendo de sus labios, un quejido . La tomo en mis brazos, beso su cara,

_ Amor, ¡ mírame ! ¿Qué tienes?_

Su cuerpo liviano me pareció una pequeña muñeca de trapo, no se movió, sus ojos se entreabrieron y un quejido , caló mi cuerpo.

Supe que no podía tardar, llamé la ambulancia. En la espera la arropé, calcé sus calcetines felpudos, podría sentir frío .

En la clínica es llevada de urgencia a terapia intensiva, por el rostro del médico intuí que algo malo le ocurría.

Me quedé sólo, pensando en no se qué. ¿Qué estaba pasándonos? Esto no podía sucederme a mí.

Empecé a recriminarme. He desperdiciado tiempo en cosas sin importancia, teniéndola a ella ahí, junto a mí, esperándome para amarnos, y yo preocupado del fútbol, las noticias. ¡Qué necio, qué necio somos los hombres ¡ Pensamos que somos dueños del tiempo, del mundo, y ahora me veo aquí , sin saber lo que le pasa a mi mujer.

Unos pasos me hicieron volver de mis pensamientos, salí al encuentro.

_ ¿Es usted el esposo?

Asentí con la cabeza, de mi boca que estaba seca, no salió palabra alguna. Me miró y en esa mirada intuí lo peor.

Escucho la voz del médico diciendo:

_Los scanners realizados a su esposa confirman mis sospechas, tiene una leucemia avanzada, no me explico cómo no lo notaron antes .Seguramente tuvo episodios de desvanecimientos y falta de energía. Verdad?

_ No lo se, no me di cuenta, creí que era el cansancio propio del trabajo_

._ En una persona joven como ella, puede haber esperanza, pero desgraciadamente ella está muy débil y debe prepararse para lo peor._

Lo decía así, con esa frialdad como si estuviera hablando de cualquier cosa. Tuve intenciones de golpearlo, pero pronto caí en cuenta. El no tenía culpa, era el médico y yo estaba como aturdido, enajenado.

_ Dice usted ¿Leucemia?_

_Pero, ¿Qué es eso?_

_ Es un cáncer a la sangre, lo que se llama “sangre blanca” Es muy raro en personas adultas, pero ocurre y desgraciadamente le ha tocado a su esposa.

Haremos un tratamiento invasivo consiste en una “quimioterapia”. Sentí que su voz se alejaba ya no escuchaba al médico. Empecé a vagar por un túnel oscuro, cada vez más negro. No podía salir de él. Vi a Gloria alejarse yo tratando de alcanzarla , Ella llevaba delantera, alcanzarla me era tan difícil, un tul blanco cubría su cuerpo, grité su nombre. Una mano tomó la mía, abrí los ojos. Alguien me miraba y su rostro me pareció agradable, aún mi cuerpo temblaba.

_¿Ya está usted bien? Se desplomó, cuando el doctor Ramírez, le explicaba lo del tratamiento a su esposa. Comprendí era la enfermera quien me hablaba

Los días siguientes se convirtieron en un infierno, mi vida se volvió vacía. Me encontré sólo, como si el mundo entero hubiese desaparecido bajo mis pies y ya nada tuviese interés para mí. Gloria simplemente ya no estaba para mí.

Cada tarde después de la oficina iba a la clínica a ver a mi esposa, ella seguía como el primer día que la llevé allí.

Entré con mi delantal blanco, como lo pidieron los médicos. Mi esposa dormía, la observé largo tiempo, su palidez era más blanca que las sábanas, había perdido peso, los ángulos de su cara la hacían ver traslúcida, aún así su belleza no disminuía. Acaricie su rostro, su pelo oscuro azabache le daban un marco distinguido a pesar de lo demacrada que lucía.

Un médico que no había visto antes me saludó, leyó los informes que estaban a los pies de la cama, escribió algo y me pidió que lo acompañara. Entramos en una salita pequeña, todo rigurosamente blanco. Tomó unos papeles y comenzó a hablar.

Su esposa está delicada, pero el problema mayor es que ella tiene un embarazo de cinco semanas. La quimioterapia es invasiva, y esto afectará al feto impidiéndole su normal desarrollo. Ahora, no sabemos cuánto podrá resistir ella, y si el embarazo podrá llegar a término, lo más probable es que se produzca un aborto espontáneo, producido por los problemas de coagulación. Distinto sería el caso, si ella ya hubiese pasado el primer trimestre, porque en ese caso el feto ya estaría maduro y podríamos cuando llegue el momento inducir el parto. _¿ A quién desea usted prevalecer?

Mi cabeza sufrió un agudo dolor, y me quedé sin palabras.

_No entiendo, ¿qué quiere decir con eso?_

_Simplemente que deberá priorizar, o la salud de su mujer o la de su bebé?

Me quedé paralizado, no sospechaba que pudiese estar embarazada, entonces como autómata digo:

_Mi esposa sin lugar a dudas, niños pueden venir después._

Bien, todo dependerá de la evolución de su estado, haremos entonces lo imposible por salvar a su esposa.

El médico advirtiendo mi sorpresa, se puso de pie y dijo:

_ Hombre, en otro momento lo habría felicitado, pero en estas circunstancias, tan lamentables, no me queda más que decirle: ¡ prepárese para lo peor!.

_ ¿Y qué es lo peor doctor? _

No hubo respuesta. Una larga mirada lo dijo todo.

Esa noche no dormí, como tantas otras ,acompañado tan sólo de su recuerdo.

Habíamos planeado tantas cosas; viajar a Paris, Bélgica, Bruselas. Y ahora me parecía una burla del destino. Gloria con leucemia y embarazada. De un momento a otro nuestra vida cambió, nuestros planes se van esfumando y mi vida va perdiendo sentido. Cada día noto que ya nada será igual, un bebé, no estaba ni estuvo en nuestros planes. Pero ahora: ¿tendrá importancia alguna? Lo fundamental para mí es Gloria, mi mujer. La vida sin ella no tendría sentido.

Nunca he sido creyente, mi familia y Gloria si. Por eso para mí la boda por la iglesia no tuvo importancia, y cuando se lo expliqué a Gloria, ella aceptó no llevarla a cabo, con ese dinero tendríamos para iniciar nuestro viaje. Ahorraríamos un año más y luego nos iríamos a Europa, no tuvimos luna de miel para ahorrar.

Sandra mi hermana viene todos los domingos a la clínica , la veo rezar, quizás resulte, si ella lo hace, alguien ese Dios que tanto cree , podría escucharla, ella dice que rezar para que se produzca el milagro, yo digo:¡ Dios sánala y creeré!.

Siete meses han pasado y Gloría resistiendo, me impresiona la fuerza de una mujer, ella que se ve tan frágil, tan pequeña ha sido fuerte y en más de una ocasión me ha dado valor ella a mí, siendo que es ella la que está enferma. Su embarazo se ha desarrollado con extrema cautela por parte de los médicos, cada segundo es vigilado y su estado es siempre el mismo: grave.

He despertado temprano. La primavera se ha dejado ver. Los ciruelos, y los aromos ya han florecido. Me dirijo al balcón, observo la cordillera, está majestuosa; clara, nítida y en todo su esplendor. Miro el cielo de un azul intenso. Me lleno de optimismo, respiro profundo. Pienso en Sandra, rezando cada día, me ha dicho tantas veces, ten fe hermano, ten fe. En algún lugar, Dios nos escucha.

Suena el teléfono, me avisan: Gloria en trabajo de parto, un inconveniente adelantó el nacimiento. Salgo a la clínica voy exhausto. Nacieron los gemelo dice la enfermera, están sanos y fuera de peligro. ¿Gemelos? Sí son dos varoncitos.

¿Y mi mujer, ella cómo está?

La señora está anestesiada y debe permanecer aislada.

Me llevan por el pasillo con ropas especiales, mi corazón salta desorbitado. En incubadoras hay dos niños . ¡Mis hijos ¡. Se ven tan pequeñitos y ese color azulado me impresiona, asustado pregunto qué les pasa.

Me explican que los recién nacidos siempre tienen ese color que ya cambiará en unos días. No puedo tomar a mis hijos, todo puede afectarles y debo conformarme con mirarlos detrás del vidrio de la sala donde se encuentran. Permanecerán allí mínimo cuarenta días. Mi mujer, debe permanecer en sala de pos -operación, tiene que recuperarse, está débil. Una sensación extraña e inexplicable me embarga, busco algún lugar solitario, necesito calmarme y sin darme cuenta me encuentro diciendo:

Dios te salve María. Llena eres de Gloria: el señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres……….Lloro mis lágrimas caen avergonzando mi cara, no por ellas, sino de mi poca fe.

En algún lugar de mi corazón ha nacido una secreta comunicación con Dios. Y yo pensé en qué momento mi cerebro recordó este rezo, no recuerdo haberlo repetido desde que hice mi primera comunión.

Soy padre, tengo dos varones, necesito a Gloria, necesito saber que ella podrá cuidarlos, qué podrá cuidarnos.

En ese momento aparece el médico, su rostro enjuto inexpresivo: Lo siento, me da la mano su abrazo es frío. “Ella no pudo resistirlo.”

3 comentarios:

  1. Muchas veces la vida nos da estocadas profundas, sacudones, que nos hacen ver otra dimensión, nos hace ver lo invisible, que , paradógicamente, la vorágine de vivir no nos permite ver. Sin embargo, todo, aún eso, toda tragedia, debemos asimilarla con entereza, aprendiendo y creciendo en un ser espiritual de mayor estatura, aunque avance mutilado en este universo interminable.
    Muy bien relatado, Edith.
    Un abrazo.
    Juan.

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  2. Mi estimada Edith,

    Creo que en ti se complementa la habilidad para escribir poesía y la soltura de tus letras en la narrativa. Sin violentarse, sino agrupándose en torno a una idea repleta de sentimientos.
    En algún lugar es fácil situarlo cerca de uno mismo, en algún tiempo, quizá indeterminado a veces.
    Te felicito enormemente, tus cualidades saltan a la vista.

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  3. Gracias amigos míos, ambos Juan Carlos Y Edgard son grandes personas vinculadas con las letras, PARA MÍ ES UN HALAGO QUE ME VISITEN Y TENGAN LA GENTILEZA DE LEERLAS Y MÁS AÚN DEJARME SUS COMENTARIOS.
    Gracias y seguiré incursionando hasta llegar a la cúspide , aunque la subida me tiré muchas veces cuesta abajo, seguiré no importa cuántas veces me tenga que devolver.
    Un beso a mis encantadores amigos , desde mi corazón.

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