martes, 6 de septiembre de 2011

Camino de hortensias


Edith Moncada

Tocaron la puerta y me dirigí a abrirla, sentía en mi piel que podía ser él.

La tarde estaba tibia y una suave ráfaga de viento me besó.

Dejé entreabierto el portón por si querías entrar por allí. No se porque razón pensaba que llegarías esta tarde.

Habían pasado muchos años desde el día que te fuiste, y en mi corazón nunca dejé de soñar con el día que regresarías.

Me imaginaba que traías tu camisa azul, esa que te regalé cuando cumpliste veinte años y que tú con tus verdes ojos miraste con tanta emoción, y besando mi cara te alejaste feliz al pueblo, a encontrarte con tu novia.

Esa chiquilla morena de trenzas negras que tanto amabas.

Ella con la belleza de los diecisiete, con su mirada lánguida y voz de miel, te había cautivado. Era tu primer amor, tenías el porte de un águila en vuelo. Y te sentías como tal.

Esa tarde caminaste por el sendero de las hortensias, donde tu figura la vi desaparecer entre los álamos del camino que te llevó al pueblo, vi tus ojos verdes mirarme con amor. No sospechaba que sería también la última vez, que tendría la felicidad de tenerte a mi lado.

Con el tiempo comprendí y acepté que te habías marchado, pero no entendí el por qué no contármelo. Yo,tu madre te habría entendido. Les habría dado un pedacito de nuestra tierra para ustedes, para que hicieran su nidito, y hasta unos animales les habría puesto en los corrales. ¿Qué te hizo tomar esa cruel decisión, marcharte así sin una palabra, acaso no confiaste en mí, o en tu padre?

No hubo noche que no te esperará con el mate cebado, como a ti te gustaba, el pan calientito en la estufa a leña y el queso con la mantequilla recién hecho.

Los rumores del pueblo vuelan, pronto supimos, se habían casado, y que hasta un niño tenías. Jesús le pusiste, me dijo la madre de María Teresa, tu suegra, que también como yo, lloraba su pena.

El compadre Ramón decía, no llore comadre, verá que los chiquillos vuelven, estos cabros cuando son jóvenes son chúcaros y cuesta domarlos, pero verá como regresan mansitos en un par de años.

Tu padre pobrecito, no resistió. Y los fríos del invierno le llevaron sus fuerzas, pero ahora te digo mi hijito, lo mató la pena.

Se perdía días enteros cabalgando a los campos, no regresaba hasta avanzada la tarde. Soñando encontrarte con las botas de cabalgar puestas.

_Yo nunca le reprocharé nada le decía a todo aquel que por ti le preguntaba._

Pasaron los inviernos Juan y no regresaste, hasta que una tarde tu padre no volvió de su paseo a caballo y fue el compadre Ramón quien salió a buscarlo, encontró su caballo desbocado en el peñasco, allá frente a las “ánimas” ¿te recuerdas? Entonces salieron los hombres a la mañana siguiente al alba, Tu padre se quedó para siempre aguardando tu llegada, desbarrancó y quedó postrado en la grieta de los “MUERTOS”. De allí nadie pudo sacarlo, llegar a ese lugar era una locura. El cura del pueblo hizo misa en su nombre y por su alma. Yo le rezo cada noche un rosario completito para que Dios lo tenga bien resguardado.

Dicen que tienes fortuna y varios hijos, y que hasta auto tienes allá en la capital. ¡Que pasas tan ocupado, por eso no has podido regresar!

Yo nunca pensé que María Teresa, tendría tanto poder sobre ti, sacarte de mi ranchito de esa manera y dejar a su madre para irse a la capital. Tú que eras gallardo. ¿Cómo dejaste que ella decidiera? , pero claro ¡así es el amor! Cuando se apodera de tu cuerpo pierdes toda noción de cordura y ambos se olvidaron de sus raíces. ¿ De dónde sacó ella, esa ganas de ser señora de ciudad?

Mi corazón me dice que esta tarde volverás, siento en el aire tu presencia. Si hasta los aromos se adelantaron y te esperan florecidos. ¿Te acuerdas de los caquis?, Están cargados y parecen que esperan que tus niños vengan a cogerlos. Hay tanta fruta acá, que necesitan de niños, ¡de tus niños! Mis nietos.

Juan pídele a María Teresa, tu esposa que me visite, vengan, mi corazón les espera con alegría. Una huerta les tengo preparada con verduras frescas.

Hay dos vacas preñadas y un chancho con sus crías. En el gallinero, las gallinas no dejan de poner sus huevos cada día, hijo: ¡por favor! , no dejes de venir esta primavera.

Doña María Flor, entada en el corredor de su casa espera la llegada de su hijo, su nuera y sus nietos. Sus manos ya gastadas y deformes por el reumatismo se retuercen con torpeza, y sus ojos vidriosos creen ver por el sendero de las hortensias, la llegada de ellos. Se levanta de su silla y sale al encuentro.

Su compadre Ramón, viene cabalgando y trae en sus manos un telegrama, es de su hijo Juan, llega mañana.

María Flor, esa noche se acuesta contenta. Tiene el comedor preparado, varios floreros con rosas y hortensias. En el corredor un animal cuelga. Listo para el asado, cuando su hijo y su familia lleguen.

Los peones ya saben y tiene la chicha dispuesta. Mañana en la casa habrá una gran fiesta.

La noche se ha posado sobre la casa paterna, el fuego está encendido, la salamandra ruge de contenta. Los gatos duermen bajo el mesón de la cocina.

En su cama doña María flor reza, dando gracias por la llegada que tanto espera. Afuera los perros atentos vigilan.

Las hortensias abundan por el camino donde un día Juan, nunca más sobre sus pasos volviera.

Son las siete de la mañana, el sol ya está alumbrando la hacienda. Los pájaros vuelan de árbol en árbol, las codornices abundan y las mariposas pintan la bella primavera. La casa se ha vestido hoy de fiesta.

Los ojos de María Flor descansan, su cuerpo aún tibio no siente el beso de Juan en sus mejillas. Ha vuelto y su madre descansa la siesta eterna. En su cara se refleja la paz que deja al alma cuando un hijo regresa.

2 comentarios:

  1. Anoche quise poner un comentario sobre este cuento..tenía aún el nudo en la garganta y las lágrimas no dejaban de salir...quise poner que era bellisimo y que lo pondría en mi facebook...
    A veces no se porque no puedo poner comentarios..me sale error..espero que ahora si funcione..
    Besos..

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  2. Amiga, qué lindo comentario me has dejado....cuando alguien me lee y lo siente, porque le llega lo leído, me siento feliz..muy feliz, porque ese es el mejor regalo de un escritor que como yo, escribe siempre en solitario.
    Gracias y espero vuelvas por este rincón de sentimientos.

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