miércoles, 3 de agosto de 2011

Dos hombres


Edith Moncada Monteiro

Dos hombres Parábola del Fariseo y el Publicano.

Los dos hombres se encontraron frente a frente. Recién saliendo del templo, donde clamaron a Dios.

Ambos se miraron con las pupilas llenas de piedad y regocijo después del rezo. Un saludo de cabeza y siguieron su camino.

El primero había declamado a viva voz que era un hombre justo y temeroso, ayunaba y daba el diezmo de todo lo que poseía. No soy pecador como otros decía, y cada vez sus voz era más segura.

El otro a cierta distancia y en silencio se golpeaba el pecho diciendo; soy pecador se propicio de mí. Perdóname Sr.

Un miserable pordiosero salió al encuentro, se acercó al primero y con actitud lastimosa le suplicó una moneda. Este le gritó de inmediato, sal de mí vista sucio hombre, vete de aquí, déjame pasar.

El otro que escuchaba salió al encuentro del pequeño hombrecillo diciéndole: Es justo lo que estoy buscando un hombre como tú, ven conmigo a mi casa, hay pan fresco y una huerta te espera para trabajarla.

El hombre se tiró al suelo y besando la tierra dijo; gracias mi señor, hace mucho que ando en busca de un buen patrón.

Más vale la acción que mil palabras.

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