Suyai Edith Moncada
… Tan
lejano como el primer amor, cuando se
tiene trece años.
Mario Benedetti
Mi hermana
mayor me llamó éste domingo. De inmediato supe que algo terrible
había pasado. Su voz con ese tono de angustia me hizo estremecer. No
iremos a verlos dijo, Rubén se ha ido para siempre.
Mi hermana
tan segura de si misma, con su vida tan clara, feliz y bien hecha, hoy ha tenido un quiebre. El peor de todos, el más grande. Y yo también con ella.
Pobre hermana mía, cómo estará sufriendo. ¡Cómo la
entiendo! ¡Cómo la quiero! Tú no sabes ¡cuánto, cuánto lo lamento! Sufro contigo hermana, tú
dolor es mí dolor.
Nadie
sabe, ni sabrá nunca. ¡Cuánto me
duele la partida de Rubén!.
Al vernos me abrazaste, y yo te abracé desesperadamente lloramos juntas.
Mi alma
lloraba desgarradamente, mi dolor
era sólo mío,
de mi interior, de ese lugar mío
que nadie jamás podrá conocer. Mi tristeza la hice invisible a los demás. Primero estaba el dolor y la pena de mi hermana. Lo mío ya era
cosa de un tormento inacabado.
Nadie sabrá
que mi dolor es más grande de lo entendible, de lo imaginable. Yo había amado a Rubén desde mis trece años.
Desde la vez primera
que visitó la casa de mis padres.
Le amé en silencio. Con ése amor que
nunca se olvida.
Se
hicieron novios, para felicidad de mi madre y aprobación de mi
padre. Rubén con veinte años, sus ojos
verdes seductores de mirada
soñadora, que me miraba sin decir nada y a la vez lo decía
todo. Su sonrisa siempre a
flor de labios y que siempre era sólo para ella. Yo embobada les espiaba
para verlos besarse cuando estaban
solos. Luego corría a llorar a mi pieza,
sin entender lo que me pasaba. Era una
niña apenas y no sabía calmar mis
emociones, siempre me mantuve alejada silenciosa
y fingiendo estar muy ocupada.
Era guapo,
alto, esbelto y de voz melodiosa que a mis oídos endulzaba. Temblaba al abrir la puerta cuando él venía a buscar a
mi hermana.
_ ¡Hola!
Pequeña, ¿qué tal? ¿Tu hermana está?
Cuando mi
hermana aparecía él la miraba con
admiración. Ella le sonreía y se besaban en los labios.
Yo me
quedaba parada mirándolos, hasta que mi hermana me gritaba: ¡Desaparece!
Me
encerraba a llorar por
horas, nunca nadie se dio cuenta.
Soñaba que
se aburría de mi hermana, y ese día yo
le amaría para siempre. En mis
fantasías de niña romántica, él se enamoraría de mí, y mi hermana se casaba con otro.
No fue así,
claro. Ellos se casaron y tuvieron tres
varones, mis sobrinos.
Yo crecí y
me recibí de ingeniera comercial. Ingresé
a una gran empresa y pronto estuve dirigiendo en forma
exitosa.
Mi hermana
estuvo preocupada de su casa y su vida fue para Rubén.
Vivieron con estrechez
económica pero feliz.
Ella nunca pudo
trabajar, Rubén no la dejó.
Además en que podría hacerlo, si ella no estudió
una carrera. Su carrera fue casarse con Rubén.
Me casé con
un hombre de bien, con dinero. Vivo con
lujos y tengo todo lo que necesito, menos
lo que quiero.
Mi hermana
tuvo un hombre cariñoso, fiel y
enamorado de ella hasta el último minuto
de su vida. .
Mi vida; sin
hijos, viajes, coches llena de comodidades, y sin un beso de buenas
noches.
Rubén; te
has ido para siempre, hasta para hacerlo
elegiste los brazos de mi hermana,
estabas abrazado a ella cuando lanzaste el último suspiro. Se fue de un ataque al corazón.
Guardaré por
siempre tu recuerdo, ya no lloraré.
Nunca tuve
celos de mi hermana, pero hubiese dado mi vida por tener un marido como él, cariñoso
y amante de su mujer.
Mi dolor se
irá al fondo de mi corazón, lo haré invisible, como siempre fue. Seré
feliz sabiendo que mi hermana
lo fue contigo. Ella te tuvo y te
amó como merecías.
Mi esposo
nada tengo contra él, sólo le falta tu gran pasión, tu caminar alegre cuando
veías a mi hermana cerca tuyo.
Hoy sólo tengo el dolor de mi hermana, por esa vida que ya no estará contigo Rubén.
EDITH,UN CUENTO DE LA VIDA REAL.ME GUSTÓ.HAS REALIZADO UNA EXCELENTE EXPOSICIÓN DE LO QUE SE SIENTE, EN ESTAS SITUACIONES.TE QUIERO, MARTA.
ResponderEliminarGracias , por pasar y leer, más aún x dejar tu comentario..un abrazo.
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