miércoles, 21 de julio de 2010

El mini-bus. autor: Suyay



El mini- bus. Autor: Suyai


Elisa, estaba intranquila necesitaba tener una buena razón para salir de casa, sin que sus padres sospecharan que se juntaría con Álvaro.

Daba vueltas en su habitación sin saber qué ponerse, tendría que vestir sencilla, como lo era la invitación que le había hecho su amado.
Era verano, el denso calor hacía que pocos salieran a esa hora, menos aún para viajar en un mini-bus, pero se sentía tan emocionada que la sola idea de salir solos una tarde la hacía tan feliz.
Decidió la pollera amarilla, era de tela fresca sencilla y vaporosa. Un peto café anudado al talle estaría bien con sus chalitas de igual color, nada de pulseras ni aros, no sería conveniente para ir de pasajera, pensó. Tomó su bolso, las llaves del auto y diciendo al paso en la terraza donde sus padres leían dijo:
__Vuelvo en unas horas, voy a casa de Silvana, quiere que la acompañe para ir de Shopping. Dio un beso en la mejilla a su madre y su papá levantó la mano diciendo:
__ ¡Maneja con cuidado!
Manejó las pocas cuadras que separaba su casa de su amiga, allí dejaría su auto.
Silvana, la recibió riendo en forma pícara.
__ Elisa, querida me tenías ansiosa, te ves preciosa amiga, apúrate que ya estás en la hora.
Habían quedado de juntarse a las 15 hrs. menos 10, esa era la hora que Álvaro, pasaría por la Avenida Colón, Faltaban 5 minutos cuando llegó allí. Se puso sus gafas oscuras y esperó.
Álvaro fue puntual, sus ojos verdes brillaban de felicidad cuando Elisa subió al bus.
__ Qué hermosa estás, pareces salida de un cuento de hadas, dijo, ella sonriendo le besa sutilmente en los labios____ Estoy lista Sr. Conductor, para realizar este Tour, puede usted llevarme donde quiera. Ambos rieron, ella le miraba con sus ojitos llenitos de amor.
Tomaron la carretera norte y se dirigieron sin rumbo, riendo y cantando sin preocupación.
Dejaron atrás la ciudad, y comenzaron aparecer los valles, la carretera a esa hora estaba algo desierta, y decidieron entrar por un camino de tierra que se veía solitario con una arboleda abundante, era un paraje tranquilo, aparcaron el mini- bus y bajaron tomados de la mano. Caminaron abrazados, Elisa y Álvaro estaban dichosos.
Se habían conocido dos veranos antes cuando ambos veraneaban en mismo lugar, desde aquella vez había nacido entre ellos un gran romance, sólo se veían los sábados y domingos, por la tarde a escondidas, los padres de Elisa no aprobaban esa relación.
Álvaro era un muchacho humilde, sin estudios y trabajaba como chofer. Elisa estaba en la universidad, y era una alumna aventajada, estudiosa. Sus padres gozaban de una sólida situación económica, por eso nunca les gustó la relación de su hija con ese joven.
Ahora estaban tendidos en el pasto, un pequeño lago con unos cisnes cuello negro hacían el lugar mucho más hermoso. Hablaban de cosas sin importancia, rían y cuando sus miradas se encontraban se besaban una y otra vez. Álvaro mirándola a los ojos dijo:
__ Me siento feliz cuando estoy contigo, te amo, quiero que nunca olvides que te amo.
El cabello de Álvaro le caía sobre la frente, sus ojos miel y sus labios gruesos le hacían muy apuesto, su porte era elegante y vestía siempre de jeans y polera, sus zapatos eran de buen gusto, en realidad no parecía un joven de mala clase, muy por el contrario, sabía hablar bien y tenía modales de caballero.

Elisa, alta, extremadamente delgada con sus cabellos largos de color castaño claro, su piel blanca y esos ojos de mirada tan dulce la hacían una chica adorable y hermosa, su distinción se notaba con sólo mirarla.
Las manos de Elisa tomaron las de Álvaro, se las llevó a los labios y beso cada uno de sus dedos, con tanto amor, con tanta delicadeza, sus labios se buscaron en forma unísona y los besos la transportaron, cerró sus ojos vencidos y delirantes. Sus cuerpos se entrelazaron como anudándose, vibrando y sintiendo el latido de sus corazones a galope.
Los labios de Álvaro la aprisionaron, sintió su beso en el cuello resbalando suavemente una y otra vez, La respiración le faltaba se sintió desfallecer, sus piernas temblaron. La mano de Álvaro desabrochó su peto y quedó sin aliento, un temblor inusitado la invadió y en un sutil murmullo escuchó: __” Te amo, te amo” se aferró a su pecho y sintió que no tenía fuerzas para decir no. Fueron unos instantes que no supo de sí, la embriaguez de la felicidad la había invadido. Álvaro, la abrazo muy fuerte y casi en un quejido dijo: __Perdóname, perdóname, no quiero hacerte daño. Se levantó de golpe, dejándola tendida, caminó unos pasos, se tomó la cabeza diciendo:
__Esto no puede ser, no puede continuar.
Cuando volvían de regreso, ambos estaban silenciosos, los ojos de Elisa, tenían una expresión de tristeza, aún el rubor de sus mejillas no desaparecía, en sus labios tenía el sabor de Álvaro, esa sensación la enmudecía.
La despedida fue breve y de pocas palabras.
____Recuerda mi niña, te amo, eres lo mejor de mi vida, nunca lo olvides, te amo.
Vio perderse el mini-bus y quedó allí sintiendo un agudo dolor, punzante como una daga, caminó por la avenida Colón, pero ya no era la misma, algo en su interior le decía “Me he quedado sola, vacía”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario